Patricia Vargas, magíster en psicoterapia analítica, cree que la
revalorización del 'collage' como técnica de psicoterapia. “Hasta hace poco
predominaban tendencias más relacionadas con los enfoques psicoanalíticos, que
eran impulsados por los decanos en las universidades”, cuenta Vargas. “En
ellos, el setting terapéutico era mucho más formal, neutro y centrado en
la palabra”, agrega. Sin embargo, y gracias a recientes hallazgos científicos,
esto ha comenzado a cambiar.
Es una técnica completamente libre que permite explorar y modificar;
quitar, poner, añadir, recortar fácilmente durante todo el tiempo que lleve el
proceso creativo, algo que no dejan otras técnicas como la acuarela, por
ejemplo. Es ideal para aquellas personas que frente al lienzo o papel en blanco
se sientan bloqueadas, permite el juego de imágenes, de conceptos.
En un proceso terapéutico esta técnica puede ser de utilidad: “He
trabajado con jóvenes con anorexia que sienten que algo les sobra, que el
cuerpo se les hace grande. Es una vivencia que está en un hemisferio distinto
al racional, y cuesta mucho explicar en palabras porque no hay códigos
tradicionales para verbalizar los desajustes internos”, señala Vargas.
Yo, particularmente, utilicé el collage como un modo de despertar la
creatividad dormida en medio de un momento de bloqueo artístico. Pasaba páginas
de revistas hasta encontrar una imagen que me llamara la atención, la recortaba
y trabajaba con ella agregando lo que surgiera.
El collage posibilita cambiar el modo de ver el mundo al encontrar nuevas relaciones entre conceptos aparentemente opuestos. Facilita la expresión inconsciente permitiendo comunicar aquello que aun no podemos decir con palabras.