El 2020 está siendo un año demasiado extraño. La situación de pandemia nos ha recluido en un aislamiento social preventivo y obligatorio. Eso ha "sanado" de alguna manera al planeta. Hay lugares donde las aguas se han limpiado casi como por acto de magia y los animales salvajes han vuelto a frecuentar espacios de los que habían sido corridos por la humanidad. Es como un reseteo.
"Llevamos una vida intramuros", pensé un día... y comencé a analizar la situación, a pensar sobre cómo mostrar esta vida interior física y espiritual. Empecé a observar espacios de mi casa con mayor detenimiento. Descubrí cosas que nunca había visto... nunca le había prestado atención, en realidad. Así aparecieron manchas que el tiempo va dejando en las paredes y que, prácticamente, veía por primera vez. Empecé a mirar, en lugar de ver...
Y surgió un libro de artista al que titulé, justamente, "Intramuros". Una serie de fotografías intervenidas digitalmente contenidas en una caja (que haré o compraré cuando podamos salir a la calle a buscar insumos en los comercios... o quizá decida que el contenedor sea algo surgido con "lo que hay en casa en tiempos de pandemia"). El espectador podrá ordenar las fototarjetas como le plazca, como su propio pensamiento le sugiera, mezclarlas como naipes, conservarlas en su caja o exhibirlas en un portarretrato o enmarcadas en una de sus paredes que lo separó, separa y separará del virus.
Puedes ver la primera serie de fotos en este enlace.
