martes, 26 de julio de 2022

El collage puede ser una salida creativa y terapéutica

Patricia Vargas, magíster en psicoterapia analítica, cree que la revalorización del 'collage' como técnica de psicoterapia. “Hasta hace poco predominaban tendencias más relacionadas con los enfoques psicoanalíticos, que eran impulsados por los decanos en las universidades”, cuenta Vargas. “En ellos, el setting terapéutico era mucho más formal, neutro y centrado en la palabra”, agrega. Sin embargo, y gracias a recientes hallazgos científicos, esto ha comenzado a cambiar.

Es una técnica completamente libre que permite explorar y modificar; quitar, poner, añadir, recortar fácilmente durante todo el tiempo que lleve el proceso creativo, algo que no dejan otras técnicas como la acuarela, por ejemplo. Es ideal para aquellas personas que frente al lienzo o papel en blanco se sientan bloqueadas, permite el juego de imágenes, de conceptos.

En un proceso terapéutico esta técnica puede ser de utilidad: “He trabajado con jóvenes con anorexia que sienten que algo les sobra, que el cuerpo se les hace grande. Es una vivencia que está en un hemisferio distinto al racional, y cuesta mucho explicar en palabras porque no hay códigos tradicionales para verbalizar los desajustes internos”, señala Vargas.

Yo, particularmente, utilicé el collage como un modo de despertar la creatividad dormida en medio de un momento de bloqueo artístico. Pasaba páginas de revistas hasta encontrar una imagen que me llamara la atención, la recortaba y trabajaba con ella agregando lo que surgiera. 

El collage posibilita cambiar el modo de ver el mundo al encontrar nuevas relaciones entre conceptos aparentemente opuestos. Facilita la expresión inconsciente permitiendo comunicar aquello que aun no podemos decir con palabras.

domingo, 2 de enero de 2022

Propósitos de Año Nuevo

Cuando era niño no sabía que existía algo llamado “Propósitos de Año Nuevo”. Comencé a escuchar sobre eso en series y películas norteamericanas y, como suele suceder por estas tierras, de tanto verlo en la tele, pronto se incorporó a nuestra cultura popular. Yo empecé a hacerlos a mediados de mis veintes.

Claro que no siempre se concretan (en realidad, casi nunca) y parece que lo mismo sucede en el norte del continente (y en el resto del planeta). De todas maneras, se ha transformado en una tradición; de esas que nadie sabe cuándo empezó ni por qué se hace repetidamente careciendo ya de sentido.

Un (o unos) propósito de “año nuevo” se hace en este momento del año como bien podría hacerse en cualquier otro que signifique un pasaje en el tiempo: Propósitos de mes nuevo, o de semana nueva. Seguramente surge desde cierta obsesión humana con los números redondos o sea un resabio ancestral de los ritos de pasaje. Lo cierto es que también podríamos hacerlos el día de nuestro cumpleaños, en el aniversario de nuestro casamiento, o en el de graduación.

Obvio que cambiar de fecha para el ritual no nos asegurará que concretemos lo que nos proponemos hacer. El primer propósito debería ser concretar los propósitos que nos hacemos; y eso depende pura y exclusivamente de nosotros mismos. En nada influye la época del año que en que los hagamos. ¿O sí? Quizá lo importante sea pensarlos, escribirlos o expresarlos del modo que quieras en esta época, en este momento. Aquí y ahora (aunque sea miércoles 11 del mes que se te ocurra).

Es muy importante que estos propósitos sean metas alcanzables de manera lógica y racional ¡Y no olvidarse de poner un tiempo prudencial para lograrlo! Nada de “quiero adelgazar diez kilos en una semana”. (Pongo este ejemplo porque adelgazar está empezando a transformarse en una obsesión en mí). Tampoco nada parecido a “exponer en el MOMA de New York el próximo febrero”, o “tener 20 millones en mi cuenta bancaria”. Los propósitos deben ser específicos, de nada sirve decir “quiero ganar más dinero”, diez centavos más es más dinero, o “este año voy a adelgazar” (algo recurrente en mis propósitos últimamente); hay que especificar cuánto uno quiere adelgazar, ponerse un tiempo razonable e inmediatamente ponerse manos a la obra… ningún propósito de año nuevo se concretará por arte de magia, nosotros mismos debemos trabajar para que se concrete. Por ejemplo: “Quiero adelgazar los 36 k demás que tengo para el próximo 1 de enero”. Este es un propósito específico: 36 k en 365 días, eso hace un poco menos de 100 g por día ¿A que dicho de este modo suena fácil de conseguir? También suena a que no tendremos que hacer sacrificios, apenas unas mínimas adaptaciones en nuestros hábitos, tal vez ingerir dos bocados menos en cada comida y caminar tres o cuatro cuadras más de lo acostumbrado cada día.

Hace unos años leí internet unos consejos para elaborar los propósitos de año nuevo (quizá deberíamos quitar eso de “año nuevo” y dejarlo solo en PROPÓSITOS):

·      Pensar en tus propias motivaciones

·      Elegir metas pequeñas y fáciles de lograr

·      Hacer un plan (un paso a paso que te lleve a alcanzar esas metas)

Si quieres puedes separar en “metas personales” y “metas profesionales” o hacer una sola lista; después de todo, una meta profesional es al mismo tiempo algo personal.

MIS PROPÓSITOS, PARA LOS PRÓXIMOS DOCE MESES, SON:

·   Revitalizar este blog con posteos frecuentes (uno o dos al mes es un buen comienzo, más adelante podemos subir a una frecuencia semanal).

·      Volver a caminar los 9 km diarios que hacía antes de la pandemia.

·      Adelgazar los 36 k de sobrepeso que tengo.

·   Abrir mi escuela on-line de arte iniciando con una mentoría grupal para collage creativo con 20 participantes.

El collage puede ser una salida creativa y terapéutica

Patricia Vargas, magíster en psicoterapia analítica, cree que la revalorización del 'collage' como técnica de psicoterapia. “Hasta h...