Cuando era niño no sabía que existía algo llamado “Propósitos de Año
Nuevo”. Comencé a escuchar sobre eso en series y películas norteamericanas y,
como suele suceder por estas tierras, de tanto verlo en la tele, pronto se
incorporó a nuestra cultura popular. Yo empecé a hacerlos a mediados de mis
veintes.
Claro que no siempre se concretan (en realidad, casi nunca) y parece que
lo mismo sucede en el norte del continente (y en el resto del planeta). De
todas maneras, se ha transformado en una tradición; de esas que nadie sabe
cuándo empezó ni por qué se hace repetidamente careciendo ya de sentido.
Un (o unos) propósito de “año nuevo” se hace en este momento del año
como bien podría hacerse en cualquier otro que signifique un pasaje en el
tiempo: Propósitos de mes nuevo, o de semana nueva. Seguramente surge desde
cierta obsesión humana con los números redondos o sea un resabio ancestral de
los ritos de pasaje. Lo cierto es que también podríamos hacerlos el día de nuestro
cumpleaños, en el aniversario de nuestro casamiento, o en el de graduación.
Obvio que cambiar de fecha para el ritual no nos asegurará que concretemos
lo que nos proponemos hacer. El primer propósito debería ser concretar los
propósitos que nos hacemos; y eso depende pura y exclusivamente de nosotros
mismos. En nada influye la época del año que en que los hagamos. ¿O sí? Quizá
lo importante sea pensarlos, escribirlos o expresarlos del modo que quieras en
esta época, en este momento. Aquí y ahora (aunque sea miércoles 11 del mes que
se te ocurra).
Es muy importante que estos propósitos sean metas alcanzables de manera
lógica y racional ¡Y no olvidarse de poner un tiempo prudencial para lograrlo!
Nada de “quiero adelgazar diez kilos en una semana”. (Pongo este ejemplo porque
adelgazar está empezando a transformarse en una obsesión en mí). Tampoco nada
parecido a “exponer en el MOMA de New York el próximo febrero”, o “tener 20 millones
en mi cuenta bancaria”. Los propósitos deben ser específicos, de nada sirve
decir “quiero ganar más dinero”, diez centavos más es más dinero, o “este año
voy a adelgazar” (algo recurrente en mis propósitos últimamente); hay que
especificar cuánto uno quiere adelgazar, ponerse un tiempo razonable e
inmediatamente ponerse manos a la obra… ningún propósito de año nuevo se
concretará por arte de magia, nosotros mismos debemos trabajar para que se
concrete. Por ejemplo: “Quiero adelgazar los 36 k demás que tengo para el
próximo 1 de enero”. Este es un propósito específico: 36 k en 365 días, eso
hace un poco menos de 100 g por día ¿A que dicho de este modo suena fácil de
conseguir? También suena a que no tendremos que hacer sacrificios, apenas unas
mínimas adaptaciones en nuestros hábitos, tal vez ingerir dos bocados menos en
cada comida y caminar tres o cuatro cuadras más de lo acostumbrado cada día.
Hace unos años leí internet unos consejos para elaborar los propósitos
de año nuevo (quizá deberíamos quitar eso de “año nuevo” y dejarlo solo en PROPÓSITOS):
·
Pensar en tus propias motivaciones
·
Elegir metas pequeñas y fáciles de lograr
·
Hacer un plan (un paso a paso que te lleve a alcanzar
esas metas)
Si quieres puedes separar en “metas personales” y “metas profesionales”
o hacer una sola lista; después de todo, una meta profesional es al mismo
tiempo algo personal.
MIS PROPÓSITOS, PARA LOS PRÓXIMOS DOCE MESES, SON:
· Revitalizar este blog con posteos frecuentes
(uno o dos al mes es un buen comienzo, más adelante podemos subir a una
frecuencia semanal).
·
Volver a caminar los 9 km diarios que hacía
antes de la pandemia.
·
Adelgazar los 36 k de sobrepeso que tengo.
· Abrir mi escuela on-line de arte iniciando con
una mentoría grupal para collage creativo con 20 participantes.